Alfredo Pérez Rubalcaba gana por los pelos a Chacón

El Partido Socialista Obrero Español ya tiene nuevo líder: Alfredo Pérez Rubalcaba, que ha ganado este sábado en el 38 Congreso Federal del partido por un 51,16 por ciento de los votos (487 frente a los 465 de Chacón). Han votado 955 de los 956 delegado, un 99,1 por ciento, según ha informado José Antonio Griñán, presidente de la Junta de Andalucía, al término de la votación.
Según han informado fuentes socialistas, pasadas las 15.30 horas ha concluido la votación, en la que ha participado la totalidad de los delegados con derecho a voto y ha comenzado el recuento, que se ha alargado casi dos horas.
Las primeras palabras de Alfredo Pérez Rubalcaba como nuevo Secretario General del PSOE tras su victoria sobre la candidata Carmen Chacón han sido de agradecimiento a los militantes socialistas congregados en Sevilla. “Todo esto que veis es por vosotros, por los militantes”, ha asegurado. Rubalcaba ha destacado la “fortaleza del partido” que, ha dicho, se demostraba en los aplausos recibidos tras su aparición tras el recuento de votos. “Así os quiero ver”, ha animado el nuevo Secretario General.
Ha dedicado también su agradecimiento a los votantes de Chacón y a la propia Carmen Chacón. “Gracias por tu trabajo estas semanas, por tu discurso, porque tú has contribuido también a que esta sea un buena tarde para el partido socialista”, ha dicho Rubalcaba en referencia a la otra candidata.
También ha recordado a Alfonso Perales, destacado socialista andaluz fallecido en 2006. “Estoy rodeado de compañeros y echo de menos a algunos… a Alfonso Perales; no me perdonaría no haberlo dicho esta tarde”, ha afirmado, para retomar después algunas de las claves de su discurso de la mañana, aún como candidato.
“Esta mañana os hablé de orgullo y responsabilidad, y eso es lo que siento ahora”, ha confesado. Rubalcaba ha hecho referencia a sus predecesores en el cargo, Felipe González, Joaquín Almunia y José Luis Rodríguez Zapatero tres de las personas que, según ha dicho, “más quiere”. “Lo importante no es llegar, sino saber salir, y me gustaría que cuando me despida del cargo lo haga con el mismo cariño que cuando los despedisteis a ellos”.
Rubalcaba ha vuelto a hacer referencia a “la unidad y el cambio”. “Ni facturas ni salvoconductos”, ha dicho, “soy el nuevo secretario general de absolutamente todos los socialistas”. En cuanto al cambio, Rubalcaba ha abogado por dirigirse a los cuatro millones y medio de votantes que no confiaron en el PSOE en las últimas elecciones, haciendo énfasis especial en los jóvenes, las familias que más están sufriendo la crisis y las mujeres, colectivos perjudicados por la derecha, según el nuevo secretario general.
“Hemos hecho lo más fácil, lo más difícil empieza ahora” y se consigue a base de “trabajar, trabajar y trabajar” ha afirmado Rubalcaba. “Mañana tenemos que dirigirnos a los españoles y decirles que hemos hecho algo más que elegir a un secretario nuevo, sino que hemos empezado un proyecto nuevo, por ellos”, ha asegurado para terminar señalando los primeros retos de ese nuevo proyecto: “Andalucía y Asturias”. Rubalcaba se ha despedido tal y como empezó: “Gracias, gracias, gracias, gracias”.
Rubalcaba y Chacón han presentado esta mañana ante sus compañeros de partido el proyecto que pondrían en marcha si ganasen, en sendos discursos de una hora de duración cada uno.
Una vida dedicada al PSOE Más de dos décadas en la sala de máquinas del PSOE dan para mucho, bueno y malo. Alfredo Pérez Rubalcaba (Solares, 1951), desde este sábado nuevo secretario general de la formación tras hacerse con la victoria en el trigésimo octavo Congreso, ha sabido lidiar y sortear todo tipo de trabas y oponentes para perpetuarse en los despachos nobles de Ferraz con el paso de los años. Ambicioso e inteligente para unos, manipulador y oscuro para otros, Rubalcaba afronta, a sus 61 años, su penúltimo asalto al poder, su gran ambición y leit motiv, esta vez desde la oposición.
Durante los últimos 37 años, el Partido Socialista Obrero Español ha tenido en Alfredo Pérez Rubalcaba, químico de formación y político de vocación, a un peón fiel y leal que ha sabido ascender en el duro y competitivo mundo de la política a base de esfuerzo, trabajo y constancia, pero también tirando de inteligencia, ambición e instinto de supervivencia, para llegar a ser el mariscal de Ferraz.
Cuando ingresó en el PSOE madrileño este licenciado por la Universidad Complutense de Madrid, pocos podrían haber augurado que el menudo Rubalcaba, aficionado al atletismo y al fútbol, fuera a ser una de las piedras angulares del socialismo español de las siguientes décadas hasta el punto de convertirse en el poder en la sombra de tres secretarios generales distintos, dos de ellos presidentes del Gobierno: Felipe González, Joaquín Almunia y José Luis Rodríguez Zapatero.
A pesar de moverse en el mundo de la política, un campo en el que raras veces se reconocen los méritos del contrincante, a Rubalcaba le otorgan, amigos y enemigos de profesión, una gran virtud: “sabe moverse como nadie en este mundo, es muy listo”, coinciden en apuntar fuentes tanto de la derecha como de la izquierda española. “A un político de tan larga trayectoria se le mide por el número de enemigos que ha cosechado, y él tiene muy pocos en realidad para todo lo que ha hecho en dos décadas”, afirma a EL IMPARCIAL Ramón Cotarelo, catedrático de Ciencias Políticas de la UNED.
Curtido en Educación Rubalcaba comenzó su andadura política de relevancia en 1982, con cargos secundarios en Educación, pero no fue hasta 1988 cuando el entonces presidente González confió la Secretaría de Estado de este campo, una de las más relevantes a tenor del atraso estudiantil y universitario que aún arrastraba España, al ‘Delfín de Solares’.
Las malas lenguas dicen que Rubalcaba, sin hijos y casado con otra química, Pilar Goya, le dijo a su mujer que la verdadera ambición de su vida era la política y la única condición que él ponía a su enlace, que se produjo en 1979, era la de no tener descendencia para poder dedicarse a tiempo completo a su profesión.
Sea o no cierto el rumor, la realidad es que el candidato socialista parece vivir para y por su trabajo y, “salvo ver un partido en la televisión de vez en cuando, no se le conocen aficiones o pasatiempos, es un político a tiempo completo que apenas duerme cuatro horas y al que desde que se levanta hasta que se acuesta sólo le mueve el poder”, señala en declaraciones a EL IMPARCIAL Julio Somoano, periodista y autor de la primera biografía del político cántabro (Rubalcaba, el monje del poder. La Esfera de los Libros). “Vive -añade Somoano- con una dedicación asombrosa a su trabajo, se lo lee todo, lo controla todo y seguirá en primera línea, sin dar un paso atrás, hasta que le echen”.
Los GAL y su ‘mala puntería’ Pero no todo son parabienes. Si uno ha sobrevivido tanto tiempo en política ha tenido también que moverse en mareas turbulentas. Rubalcaba, a pesar de la inteligencia y el tino político que se le presupone, no siempre ha acertado con sus decisiones y apuestas. “Se le ha mitificado y se ha proyectado una imagen de él que no casa con la realidad, puesto que siempre ha escogido el camino equivocado: era el portavoz de Felipe González cuando este se hundió, apostó por Joaquín Almunia frente a Josep Borrell y perdió, apostó por José Bono frente a José Luis Rodríguez Zapatero y perdió y apostó por Trinidad Jiménez frente a Tomás Gómez y volvió a perder”, afirma a este periódico Rafael Hernando, ‘número uno’ de los populares almerienses.
En esta misma línea apunta Somoano al señalar que “tiene una increíble persuasión, un gran poder de seducción y es inteligente, sí, pero con límites; su ambición, en cambio, no los tiene y eso puede llegar a perderle”. Por su parte, Cotarelo cree que Rubalcaba, “en asuntos claves, como la administración territorial del Estado o la lucha contra Eta, ha dicho siempre lo mismo, con ideas muy claras, y eso inspira confianza, incluso entre sus detractores”.
Ahora bien, la falta de puntería a la hora de dar con la apuesta acertada la ha sabido suplir con un instinto de supervivencia “fuera de lo común”, según Somoano, en los ambientes políticos. El descalabro electoral del felipismo y el escándalo de los GAL salpicaron a Rubalcaba de lleno a mediados de los noventa y, a pesar de las gravísimas acusaciones que se vertieron contra él en el caso de la lucha sucia contra la banda terrorista Eta, que él siempre ha negado, supo salir indemne de aquel episodio, cosa que no hicieron otros ex dirigentes socialistas como Barrionuevo (ministro del Interior), Vera (secretario de Estado para la Seguridad) o García Damborenea (secretario general del PSOE en Vizcaya).
Con Aznar en La Moncloa y el Partido Socialista en pleno proceso de reestructuración, Rubalcaba optó por mantenerse en la sombra y apostó erróneamente por Joaquín Almunia como sucesor de Felipe González en el 34 Congreso socialista. A pesar del desliz, Almunia, tras la renuncia de Josep Borrell a la Secretaría General, le tuvo como asesor de privilegio y le nombró secretario de Comunicación.
“Tiene un gran carisma, unas dotes de orador innatas y un discurso que conecta muy bien con la gente porque no es un engreído, prueba de ello es que está todo el día con los símiles futbolísticos”, sostiene Cotarelo. Además, su formación científica “le ayuda a ser práctico y a no irse por las ramas, lo que le ha ayudado a ser un superviviente y un político sempiterno”, añade el catedrático.
Somoano, por su parte, apunta que Rubalcaba “es la única persona que ha logrado susurrar al oído a los sucesivos líderes socialistas desde la Transición y ganarse su total confianza, todo un logro”.
Por su parte, para el catedrático de la UNED, “Rubalcaba es un político muy ‘nacional-español’, pero sin el componente católico de José Bono o la antipatía y la falta de carisma de Javier Solana, de una gran rotundidad y seriedad en todos los aspectos, no dice necedades ni tonterías y, sobretodo, es muy inteligente, a pesar de que hay otros políticos bastante tontos, no nos vamos a engañar”.
De ‘ZP’ a ‘+socialismo’ Poco después, la abrumadora victoria del PP en las elecciones generales del año 2000 abrió la brecha del PSOE de nuevo y el ex candidato a la Presidencia tuvo que decantarse por otro peso pesado del partido: José Bono. Contra todo pronóstico, el manchego perdió ante un semidesconocido José Luis Rodríguez Zapatero.
Las bases del PSOE habían hablado alto y claro y optaban por la frescura y la novedad que insuflaba el leonés. Rubalcaba, una vez más, supo moverse entre bambalinas para ganarse al nuevo líder de la formación y lograr su favor, hasta el punto de que Zapatero le incluyó en la Comitiva Federal y delegó en él la organización de la campaña electoral que acabó por llevarle a ser presidente del Gobierno y, al candidato socialista, hasta la portavocía de su grupo en el Congreso de los Diputados.
A lo largo de los ocho años que ha estado al lado de Zapatero, Rubalcaba ha ido creciendo en importancia y peso estratégico dentro del Gobierno. En abril de 2006 fue nombrado ministro del Interior en sustitución de José Antonio Alonso. Durante el siguiente lustro, el político cántabro gestionó la lucha antiterrorista y muchos llegaron a acusarle de ser un presidente in pectoresin el cual Zapatero no tomaba una sola decisión.
Sus aspiraciones presidenciales quedaron refrendadas en 2011, cuando anunció su candidatura a comandar la nave socialista e intentar revalidar la Presidencia del Gobierno. A pesar de que Zapatero dejó entrever su apoyo a que hubiera más de una vía y que mostrara su apoyo personal y profesional por la entonces ministra de Defensa, Carmen Chacón, Rubalcaba logró ser proclamado candidato único del PSOE a las anticipadas elecciones del pasado mes de noviembre.
Es este un momento, según su Somoano, crucial en la carrera del político cántabro. “El mejor Rubalcaba no es el líder sino la persona que susurra al líder y ahora se ha dado cuenta, tras la derrota del pasado 20-N, de que no es tan fácil ser candidato, que no es tan cómodo ser tú el que se lleva las críticas y tiene que cumplir las expectativas de millones de personas”, señala el periodista.
La histórica derrota del PSOE a manos del Partido Popular, con la pérdida de cinco millones de votos incluida, animó a muchos a dar por enterrado a Rubalcaba. Lejos de ser su final político, el ex candidato presidencial anunció su intención de liderar a su formación en la oposición, “recuperar España para los españoles” y presentarse como postulante a la Secretaría General compitiendo por el puesto con la antaño denostada Chacón a pesar de haber sido, según declara Cotarelo, “el alter ego del ex presidente” durante el estallido y gestión de la crisis que el propio Zapatero admitía este viernes no haber sabido ver venir.
Aunque Rubalcaba comenzó la campaña electoral con ventaja sobre su rival, la ex ministra fue ganando terreno poco a poco, aupada en el apoyo que ha recibido desde Cataluña, Andalucía y Madrid, llegando a Sevilla con todas las opciones abiertas, opciones que finalmente no se han refrendado al ser el cántabro el elegido, por 487 votos a 465, como nuevo secretario general del PSOE.
Ahora toca batallar para recuperar La Moncloa. En este sentido, Somoano vaticina una oposición en la calle. “Buscará erosionar desde el descontento social, dejando que el Gobierno tome decisiones difíciles para aprovechar la crispación“, apunta el periodista.
“Todo el mundo habla, incluso dentro del PSOE, de que Chacón representaba la continuidad de las políticas de Zapatero, pero la gente se olvida de que Rubalcaba ha ejercido de alter ego del ex presidente durante años y él, hábilmente, ha sabido distanciarse de esta idea para no que no le afecte la vinculación”, declara Cotarelo.
Otro problema al que se tiene que enfrentar Rubalcaba es la edad. “Una cosa es ser secretario general y otra, candidato, porque las próximas elecciones le cogerán con 64 años y las siguientes, como algunos de su equipo manejan como las importantes realmente, con 68″, apunta el biógrafo. “Yo creo que si ha peleado por el liderazgo del PSOE es porque quiere ser el candidato a las próximas elecciones”, sostiene por su parte Cotarelo.
“Quiero creer que su inteligencia primará y sabrá adecuarse a los nuevos tiempos del partido, pero es muy difícil saber por dónde saldrá esta vez”, afirma el catedrático. Habrá que ver cómo se reinventa una vez más el eterno socialista.