El presidente de los obispos españoles: “La bronca entre los políticos hace mucho daño”

El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha afeado la “bronca entre los políticos” y ha advertido de que la “desconfianza” en ellos puede provocar la disolución de la democracia.
“Lo que es evidente es que la bronca entre los políticos hace mucho daño. Existe un hartazgo social ante la falta de acuerdos entre los grandes partidos y ante la incapacidad de colaboración para promover el bien común de los ciudadanos. La desconexión entre la clase política y la gente aumenta”, ha advertido Omella este lunes en su discurso inaugural de la 119 Asamblea Plenaria, que reúne esta semana en Madrid a todos los obispos españoles.
Según ha dicho, citando datos del Eurobarómetro, un 90% de los españoles desconfían de los partidos políticos, y un 70%, del Gobierno y del Congreso, “que es tanto como desconfiar de la democracia”.
“Esa desconfianza recorre como un fantasma todo el mundo occidental”, ha añadido, al tiempo que ha avisado de que “existe el riesgo de que la convicción, hasta ahora profundamente arraigada, de que la democracia es el mejor sistema político posible, se diluya”.
NO HACER PROSELITISMO DEL ABORTO
Además, ha alertado del “fenómeno de la cultura de la cancelación” que establece “un clima asfixiante para quien se atreva a discrepar de los nuevos dogmas”. Por ejemplo, se ha referido al caso del aborto, para subrayar que al Estado no le corresponde hacer “proselitismo” de esta práctica.
“El Estado, en lugar de potenciarlo, debería proteger con ayudas económicas y sociales a quien decida dar a luz una nueva vida. Al Estado no le corresponde hacer proselitismo del aborto, sino garantizar la libertad y la asistencia a la persona sea cual sea su decisión. Un país que no apuesta por la vida está condenado a perder su cultura y su tradición”, ha subrayado.
Asimismo, Omella ha denunciado los “intentos de limitar el derecho a la objeción de conciencia, de desterrar de la vida pública fiestas y símbolos religiosos, especialmente el crucifijo, así como la tentación de crear un monopolio estatal educativo bajo apariencia de neutralidad”.
El arzobispo de Barcelona ha lamentado que la Iglesia es “enormemente cuestionada” por “algunas ideologías que no toleran su visión y la menosprecian”, en concreto, sobre “la visión católica del ser humano, la moral sexual, la identidad y la misión de la mujer en la sociedad, y la defensa de la familia formada por el matrimonio entre un hombre y una mujer”.
LA GUERRA EN UCRANIA, OTRO FUERTE GOLPE
Respecto a la invasión de Ucrania, Omella ha dicho que ahora que el mundo se disponía a salir de la crisis provocada por el coronavirus, ha recibido “otro fuerte golpe”; y ha recordado las palabras del Papa Francisco para describir esta “masacre insensata en la que todos los días se repiten estragos y atrocidades”.
En medio de esta “tragedia”, el cardenal ha destacado que la tarea de las iglesias y comunidades religiosas debe contribuir a “acelerar la consecución de la paz”.
Tras indicar que esta guerra “ha despertado a los europeos” pues se empiezan a hacer preguntas que antes no se planteaban, Omella ha añadido que, en estos momentos, es necesario “reivindicar la democracia y el orden internacional basado en el Derecho” para lo que hace falta, a su juicio, “liderazgo político”.
También ha calificado de “ejemplar” la acogida de los refugiados que huyen de Ucrania. “Estamos viendo un derroche de energía social para dar techo, alimento y asistencia, sobre todo, a mujeres, niños y personas mayores. Y tenemos la satisfacción de ver cómo se han puesto en marcha muchas iniciativas surgidas de la Iglesia”, ha subrayado. En todo caso, ha reclamado “una acción más coordinada entre
todos los actores públicos y privados”.
Igualmente, el arzobispo de Barcelona se ha referido a las situaciones de pobreza y las desigualdades que persisten en la sociedad española “debido a las consecuencias de la guerra en Ucrania, del encarecimiento de la energía y la consiguiente inflación”. En este sentido, ha hecho un llamamiento a la “solidaridad” y a una “cohesión social y política” alejada de “frentismos y de polarizaciones ideológicas o políticas”.
LA BRECHA DIGITAL QUE SUFREN LOS MAYORES
Al mismo tiempo, ha advertido de algunas situaciones que sufren determinados colectivos como los jóvenes que sufren “aislamiento” o que son dependientes de “redes sociales, bandas, alcohol, drogas, pornografía” y a “situaciones de violencia cada vez más normalizadas”; o las personas mayores, que se enfrentan a la soledad y al “problema añadido de la brecha digital”.
Finalmente, el cardenal ha propuesto la sinodalidad como “una nueva forma de Gobierno” que “no es el de las mayorías simples de votos, sino el camino más lento, pero más seguro y firme del consenso”.
“Esta nueva forma de gobierno corresponsable puede ayudar a renovar nuestras democracias. Necesitamos una democracia que descubra el diálogo auténtico y respetuoso, la escucha real, la reflexión profunda y sosegada sobre los temas importantes, y no las prisas a las que someten los lobbies de diversas ideologías”, ha zanjado.