15 de mayo, festividad de San Indalecio, Patrón de Almería

En la Catedral se celebrará Misa Pontifical presidida por Monseñor Gómez Cantero.
Hoy, lunes, 15 de mayo, antes era día festivo local no recuperable, es la festividad litúrgica del San Indalecio, Patrón de la Diócesis y de la ciudad de Almería, fundador y primer Obispo, Varón Apostólico, que en los albores del cristianismo sembró en esta tierra urcitana (Pechina) la semilla de Cristo y su amor al prójimo. No tuvo que ser nada fácil en aquellos tiempos lejanos realizar el apostolado de transmitir el Evangelio en la pagana Urci, y que seguramente tuvo la necesidad que el espíritu de Dios le ayudase a extender la semilla del Don del amor de Dios.
Su martirio, arrojándolo a la furia del mar, fue el mejor ejemplo del testimonio cristiano, sello de la autenticidad de su entrega en estas tierras de la península. Aunque no podemos obviar la casi absoluta carencia de noticias históricas sobre los siete Varones Apostólicos, según se desprende de la
Esta tarde, en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Santa María de la Encarnación, a las 20:30 horas, comenzará la Misa Pontifical cuya cátedra será ocupada por el Excelentísimo y Reverendísimo Sr. Don Antonio Gómez Cantero, Obispo diocesano de Almería, acompañado por el cabildo de canónigos, y predicará la Palabra de Dios, que estará orientada a celebrar, entre los clérigos, religiosas/os y laicos asistentes, el misterio de Dios, escuchar su Palabra y seguir su llamada. Asímismo, se llevará a cabo procesión claustral con las reliquias del Patrón.
Y es que la fe, que movió a los santos a realizar la obra de Dios, es la misma que nos empuja a los católicos a realizar todo lo posible por hacer crecer nuestra fe y manifestarla en toda la sociedad civil, en nuestra vida doméstica y profesional, hoy más que nunca, en un ambiente en el que la incredulidad y la duda, entre la indiferencia y el desprecio de los valores morales y religiosos, la superficialidad y la desorientación, los cristianos tenemos que preocuparnos en medio de las tinieblas del mal y de la ignorancia, que brille la luz de la Verdad salvadora de Dios.
Se hace necesario, igualmente, que nuestra historia no sea eclipsada ni anulada por aquellos que desean relegarnos a las sacristías y que ignoremos nuestras más señeras tradiciones patrísticas y de la religiosidad popular. Tradiciones que dan a Almería solera, identidad y firmeza para el presente y esperanza para el futuro, al igual que los ríos caudalosos alimentan siempre nuestra mar, el mar, las tradiciones cristianas empujan la existencia de las personas a una mayor y mejor plenitud de la vida, de verdad, progreso y amor.
El difunto San Indalecio, “alegría de Dios”, que estuvo enterrado en la Iglesia de Pechina, tras sufrir el martirio por la fe en el siglo I, según la tradición o la leyenda, fue el relicario que custodió y guardó los restos sagrados del Varón Apostólico hasta el siglo XI, que fueron trasladados al Monasterio de San Juan de la Peña en Huesca, construido como refugio de peregrinos y panteón de los Reyes de Aragón como era costumbre en aquella época histórica.
Los avatares de la historia obligaron, posteriormente, a trasladarlos a la Catedral de Jaca, en cuyo Altar Mayor se guardan y veneran en la actualidad. De ahí, se trajeron las reliquias que se veneran en Altar Mayor de la Catedral de Almería y también en el Seminario Conciliar de san Indalecio de Almería. Esto fue posible durante el episcopado de Monseñor Rosendo Álvarez Gastón cuando era obispo de Almería y que anteriormente lo había sido de la diócesis de Jaca, con la colaboración estrecha del canónigo archivero Juan López Martín y de la Asociación de Amigos de la Catedral, presidida por José Antonio Romero Martínez, habiendo sido presidida en su fundación en 1973 por el canónigo arcipresten Miguel Sánchez Martínez.
Este día 15 de mayo, será también un día especial para visitar la capilla absidial de San Indalecio, antes Capilla del Salvador, y contemplar la imagen sagrada del Santo salido de la gubia del fundador del Movimiento Indaliano Jesús de Perceval, que sustituyó a la imagen primigenia obra de Salcillo y que fue quemada en la guerra incivil de 1936-1939 por milicianos republicanos. Esta imagen que data del año 1945 fue restaurada en el año 2014 y debido al peso de la misma, cuando se ha llevado a cabo procesión de alabanza por las calles de la ciudad, tuvo que adquirirse en la década de los noventa del siglo pasado otra efigie revestida con los atributos de obispo con capa pluvial damasco burdeos, mitra y báculo, y que se encuentra diariamente al culto en la sacristía del templo catedralicio.
-Rafael Leopoldo Aguilera-