150 años de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados

El día 27 de enero, tuvo lugar en la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de la Encarnación de Almería, solemne Santa Misa de Acción de Gracias por el 150 aniversario fundacional de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, en cuyo oficio religioso ocupó la sagrada cátedra y predicó la Palabra de Dios el obispo diocesano, Monseñor Antonio Gómez Cantero, asistido del cabildo del canónigos y una veintena de presbíteros que concelebraron la Eucaristía con la presencia de la comunidad de religiosas de las Hermanitas de los Ancianos Desamparados, revestidas con el hábito religioso propio de esta congregación, bajo el rectorado en Almería – La Cañada de San Urbano y Huércal Overa- de la Madre Superiora María Manuela García.
En Altar Mayor estuvieron asistidos Monseñor Gómez Cantero y los sacerdotes por el diácono Antonio Asensio Montoya revestido de dalmática y acólitos que coadyuvaron a la celebración religiosa. Entre los fieles, religiosas de otras congregaciones de vida consagrada, así como, entre los curas presentes en el Oficio, el que fuese Vicario General de la Diócesis y canónigo, aunque renunció a la canonjía, el profesor y ex consiliario de la Cofradía del Prendimiento Francisco Alarcón Alarcón.
A la ceremonia religiosa, cuyo templo catedralicio completo de fieles, entre las autoridades civiles y militares, asistió la Alcaldesa de Almería, María del Mar Vázquez Agüero, así como, miembros del Equipo de Gobierno y de la Corporación Municipal, dando testimonio institucional de la gran labor humanitaria y social que realizan hacia aquellas personas de avanzada edad, que se encuentren en situaciones vulnerables, precarias o desfavorecidas y son atendidas amorosamente desde hace 145 años que llegaron a esta provincia del Sur de España, Almería, a petición de nuestro obispo José María Orberá y Carrión a testimoniar entre el prójimo el amor de Dios y un espejo de la doctrina de la Iglesia Católica en la diócesis de Almería. En este sentido, se sabe de forma fehaciente, la gran ayuda que les presta el Ayuntamiento de la capital y la Diputación provincial a sus dos casas, Huércal Overa – Nuestra Señora del Río- que llegaron de la mano del venerado Cura Valera y el señero barrio almeriense de La Cañada de San Urbano.
No podemos obviar por respecto a la memoria de los que nos han precedido en la fe, a Sor Josefa de San Juan de Dios Ruano y Sor Dolores de Santa Eulalia Puig que pertenecieron a la primera generación de hermanitas, que fueron modeladas y convivieron con Santa Teresa Jornet, la fundadora, y estando en la casa de Requena (Valencia), recibieron el martirio durante la Guerra Civil Española (1936-1939) por el solo hecho de ser religiosas católicas y ayudar a los más desfavorecidos.
Es un trabajo discreto del servicio de comprensión del amor de Dios entre los ancianos en la sede de Santa Teresa de Jornet, siendo un carisma atractivo y fascinante impulsado desde el sacerdocio vivido en plenitud por el Venerable Saturnino López Novoa, que desde su fundación de esta Congregación religiosa fue el recoger a personas necesitadas, siendo la primera que vistió el hábito Santa Teresa Jesús de Jornet, buscadora del Plan de Dios junto con otras hermanitas para con los pobres de edad avanzada.
No puedo dejar de reflejar, en un párrafo, unos momentos que tuve ocasión de vivir en la Residencia de Santa Teresa de Jornet, por un lado, dos años consecutivos en los que pude asistir junto con nuestro Obispo Rosendo Álvarez Gastón, q.e.p.d., a la Misa del Gallo en la Noche Buena junto con toda la Congregación y residentes. Posteriormente, años más tarde, durante su etapa de obispo emérito, el visitarlo a este Centro en la Cañada de San Urbano, junto con los que estuvimos de presidentes de la Agrupación de Cofradías bajo su mandato episcopal: Manuel Martínez Ramírez, José Antonio Sánchez Santander y quien escribe este sencillo opúsculo, haciéndole entrega en su franciscana habitación de acogida junto a su hermana monja de una imagen tallada de Nuestro Padre Jesús Resucitado.
Desde un 27 de enero de 1873, 150 años de amor a Jesús expresado en servicio a nuestros Mayores. Unámonos todos como familia: hermanitas, ancianos, voluntarios, trabajadores, bienhechores… agradeciendo al Señor tantos dones recibidos.
Fuente y fotos: Rafael Leopoldo Aguilera