Chapuzas en la gobernanza y la gestión pública

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez afirmó, años atrás, ante Sus Señorías de la Carrera de San Jerónimo y ante la sociedad española, que “no dormiría por las noches” si hubiera aceptado las “imposiciones” de Pablo Iglesias, posteriormente vicepresidente del Gobierno y, actualmente, desde otro angular de influencer del comunismo y el independentismo en el poder legislativo y ejecutivo para ir deteriorando, paso a paso, la España constitucional.
Cómo es posible, si no, que en una reunión bilateral de los Gobiernos de Marruecos y España para tratar de asuntos de interés general para los respectivos Estados, las Ministras de las áreas que tanto afectan a la sociedad civil en España, como es Trabajo, Asuntos Sociales e Igualdad, no asistan porque supeditan sus responsabilidades de Gobierno a las estrategias de su Partido cuando están cobrando retribuciones del erario público y tienen la obligación institucional y ética de estar en primera línea de la diplomacia para no ahondar, aún más, el descrédito de este país en el concierto europeo y mundial.
Pero es que estamos llegando a tal intensidad surrealista en la política gubernamental del Gobierno de la Nación, que ya no cabe más teatralización cómica qué realizar. Cómo es posible que, para impulsar una reforma constitucional, Pedro Sánchez sentado en una silla de ruedas, emulando a personas con otras capacidades, se ponga a jugar al baloncesto para hacernos partícipes de su excelsa idea de creación literaria de modificar en la Constitución el término “disminuidos” por el de “personas con discapacidad”.
Y para mayor inri, la controvertida ley del “solo si es si”, que no les ha bastado con hacer una redacción técnica desajustada, que está permitiendo reducir condenas de ilícitos penales a reclusos, sino que se ataca de forma irrespetuosa y con falta de prestancia institucional a los magistrados y jueces por mala praxis profesional, por hacer cumplir las leyes que han aprobado mirando hacia otro lado de la opinión jurídica cualificada y sin consenso, y con la aquiescencia de comunistas e independentistas.
Como no teníamos poco en la política nacional, ahora nos quieren implementar una sesgada ley animalista, que es otro ataque frontal a las libertades públicas y hasta perjudica, sin duda alguna, a los propios animales que pretenden proteger, convirtiéndose la norma en una entelequia burocrática que llevará consigo que 200.000 puestos de trabajo puedan desaparecer del sector del animal, dejando a muchas familias sin medio de vida.
Este país, sino lo remedian las urnas o una moción de censura, va directamente al suicidio ante los desniveles normativos estatales viciados, sin consenso, que desean implementar antes de finalizar esta esquizofrénica legislatura, yendo hacia una vertiente de democracia popular venezolana, que aniquilará con mayor intensidad y extensión el derecho a la vida, la defensa de la persona y la familia, la defensa de la libertad, la defensa de España como nación, la defensa de la Corona y la defensa de la verdad, de este último principio ético, tenemos como triste ejemplo, la ley de desmemoria democrática.
-Rafael Leopoldo Aguilera-