El arte y la magia se dan la mano para abrir la puerta grande en Roquetas de Mar

Emilio de Justo logra pasear tres orejas y Talavante corta una a cada toro, aunque merece más; a Roca Rey le faltó acierto en los aceros
Plaza de Toros de Roquetas de Mar: Tercer festejo de la Feria de Santa Ana, segunda corrida de abono. Más de tres cuartos de plaza.
Ganado: Perteneciente a El Puerto de San Lorenzo y La Ventana del Puerto, salvable el lidiado en primer lugar.
Alejandro Talavante (rojo sangre y oro): pinchazo y estocada, una oreja, y estocada, una oreja.
Emilio de Justo (azul eléctrico y oro): estocada, dos orejas, y estocada, una oreja.
Roca Rey (coral y oro): pinchazo y casi entera, una oreja, y pinchazo y tres descabellos, saludos.
Presidencia: Actuó Emilio Lentisco como presidente, asesorado por Ramón Magaña y Francisco Latorre.
El arte de Emilio de Justo y la capacidad Talavante de convertir en faena la que su enemigo, en el cuarto de la tarde, tenía permitieron que ambos diestros salieran por la puerta grande en la última de la Feria de Santa Ana de Roquetas de Mar. Roca Rey, que empleó su toreo dominador para recorrer sin pisar el albero el camino hacia la puerta grande se vio perjudicado por el desacierto con los aceros ante el último del festejo desarrollado en el coso taurino roquetero.
Triunfaron los dos diestros extremeños. De Justo se hizo acreedor al triunfo por su faena al primero de su lote, a base de medida y tiempo. Emilio de Justo tiró de ambas cosas para convencer al primero de su lote que se fue arriba conforme el extremeño fue dándole de la medicina precisa. Lucido con el percal, toreó con profundidad y una clase que se derramaba en cada secuencia de la faena. Las dos primeras series por el pitón derecho fueron para guardarlas en la retina. Su triunfo en el toreo al natural fue con convencimiento y sabiduría, encelando al animal en la muleta por la derecha para luego convencerlo de pasar por el izquierdo, firmando dos series de toreo al natural, con mucho gusto para los tendidos y para el ego.
Al quinto, le sacó también faena, aguantando el peligro del que le tocó en suerte, al que lidió con arte y clase, gustándose con el percal y con mucha torería con una pasmosa técnica por ambos pitones, hasta que el burel se rajó. El toro buscó las tablas y De Justo aprovechó la querencia para hilvanar tandas de mérito, sobre todo por el pitón derecho, para cortar una oreja.
Lo de Talavante fue una delicia para los ojos. Tras una faena en la que le cortó una oreja al primero, administrando arte y pasmosa profundidad en los pasajes con la franela, con detalles interesantes al natural, lo gordo lo hizo con el cuarto al que le dio una dosis de toreo ‘elitista’, una gran faena en la que todo lo que pasó, lo bueno, lo hizo un torero que cuando se pone no ofrece medias verdades. Toreo de ‘oro de ley’, arriesgando, toreando de rodillas para adentro, conquistando terreno y convenciendo al animal, pase a pase. Poderoso por el pitón derecho, toreó con pausa y temple y la profundidad la utilizó en el toreo al natural, logrando pases sueltos de gran calado, a pesar de las ‘inclemencias’ y matando de un grandioso estoconazo que sólo por eso merecía la oreja. Sólo cortó una y hubo ‘pique’ con la presidencia, mostrándole las gafas al presidente, que rebatió mostrando las suyas.
Roca Rey no tuvo fortuna con su lote y sólo pudo cortar una oreja al tercero de la tarde a base de insistir. Le costó, pero no dejó de intentarlo ante un animal tardo y protestón en la embestida. Utilizó la pausa, el tiempo, para componer pases sueltos, pero de gran mérito, por ambos pitones, con algún que otro natural que, por la dificultad de la confección, tienen una merecida importancia. El peruano no dejó de intentarlo pisando terrenos prohibidos, que premió el respetable con un apéndice. Este se le fue de las manos por fallar con el acero con el sexto de la tarde, al que también sacó ‘puntos’ a base de intentarlo con mucho poder, esencialmente por el pitón derecho. Por el izquierdo corrió la misma suerte que con estoque.