El revolcón de Carlos Sánchez al PSOE sobre la corrupción y doña Adriana, que se ve que ha dejado de creer en el sistema judicial y en la cárcel

Es la gran historia del socialismo y de la izquierda en este país, desde que existen. Esa historia basada en la mentira, en el falseamiento de realidades orientado y encaminado a tronchar voluntades y recabar apoyos entre los menos favorecidos intelectos.
Lo hicieron en el 31, cuando usaron unas elecciones municipales que ganaron mayoritariamente las fuerzas monárquicas para proclamar la Segunda República, con la excusa, barata y zafia, de que en las grandes ciudades había ganado el republicanismo; repito, en unas elecciones municipales.
Y lo han seguido haciendo desde entonces, con poca fuerza y repercusión lógicamente durante el franquismo, pero preparando el terreno del gran lavado de cerebros que protagonizarían luego con éxito, a partir de 1978 y especialmente de 1982.
El pleno del Ayuntamiento de Almería el pasado martes fue una constatación más. En él, los socialistas fueron a por la lana del Caso Mascarillas en la Diputación, pero el concejal Carlos Sánchez terminó esquilándolos, recordándoles que sólo el PSOE ha tenido un vicepresidente de la casa provincial encarcelado por corrupción, que sólo los socialistas han dejado el gobierno de la Diputación con seis millones de euros en facturas sin pagar, que sólo el Partido Sanchista Trolero Español ha sido capaz de instaurar una trama de mentira, engaño y corrupción en la institución de todos los almerienses, como también lo han hecho siempre que han ocupado instituciones como la Junta, con 680 millones como mínimo defraudados, en el Gobierno de España con los casos de corrupción de la era Felipe González (Filesa, Luis Roldán, Juan Guerra y muchos más) y también en el Ayuntamiento de Almería, que el socialista Fernando Martínez, político disfrazado de historiador, dejó en suspensión de pagos.
Querían hablar de corrupción, los socialistas, que es tanto como que ese marido que ha engañado a su señora proponga los cuernos como tema de conversación en la mesa familiar de Nochebuena. Y se habló, claro, de corrupción, para explicarles, don Carlos, que en estos asuntos conviene diferenciar entre condenados, como el ex vicepresidente socialista de la Diputación o los presidentes autonómicos y del PSOE, Griñán y Chaves; y encausados, como el que fue diputado provincial del PP y acusado en el caso mascarillas, pero también como el actual portavoz socialista en la misma institución, que en febrero será juzgado.
Todo ello, para más cachondeo, en el mismo pleno en el que Ciudadanos proponía una moción en contra del indulto a Chaves y Griñán y los socialistas votaban en contra, o sea, a favor del indulto, según su portavoz, Adriana Valverde, porque hay que perdonar como lo hacen los cristianos. Habrá que preguntarle a doña Adriana, entonces, cuándo es cuando conviene mandar a alguien a la cárcel. ¿O es que, a base de dar beneficios penitenciarios a los asesinos de ETA, el PSOE ha dejado de creer en el sistema penitenciario?
–Víctor J. Hernández Bru-