Javier Santillán: “El libro tradicional es insustituible; un ‘ebook’ es un electrodoméstico”
Dejó el Banco de España para fundar Gadir. Es Premio Nacional de Edición.
De la cocina del euro se pasó a los fogones de las letras. Javier Santillán ha sido jefe de la división de relaciones internacionales del Banco de España, ha trabajado en la Comisión Europea, y en el Banco Central Europeo. Hasta 2004. Entonces se lanzó al ruedo de la edición con un sello nuevo, la editorial Gadir. Y no le ha ido mal: en 2009 recibió el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial.
-¿Cómo fue ese cambio de tercio en su vida?
-De siempre me han gustado los libros, y no encontraba cosas que me gustaban, echaba de menos a algunos autores.
-¿Como cuáles?
-Como Dino Buzzati y otros autores de la gran literatura italiana del siglo XX, por ejemplo.
-Tiene una colección infantil.
-Estoy especialmente orgulloso de esta colección, son textos de clásicos, como Goethe, Tolstoi o Zola dedicados a lectores de unos ocho años.
-¿Qué es lo más difícil de ser editor?
-La distribución, lograr presencia y visibilidad es lo más complicado.
-¿En las librerías?
-Y en los medios de comunicación, donde se habla de pocos autores muy conocidos y de actualidad.
-La mayoría de sus autores no le dan la lata.
-(Se ríe) Es la ventaja de editar a los clásicos. Pero no me quejo de mis autores vivos. Los hay excelentes, como Abel Hernández, a quien comparan con Delibes: sus libros enlazan con la literatura de lugares.
-A usted este género le atrae.
-Mucho. Hemos publicado textos maravillosos como Caminado por las Hurdes, de Antonio Ferres, o Cristo se detuvo en Éboli, de Carlo Levi.
-Siente predilección por los viajeros.
-Sobre todo por los autores clásicos que han viajado en el s. XIX, como Victor Hugo, Joseph Conrad o Gustave Flaubert, de quien publicamos Cartas de Egipto, inédito en español hasta ahora.
-¿Cuáles son los títulos que le han dado mayor satisfacción?
-Todo Dino Buzzati, y Antonio Ferres, que es uno de nuestros grandes autores vivos; merece el Premio Cervantes.
-¿No le da miedo la situación económica?
-Un Ministerio de Cultura puede ser útil para salir de la crisis. La industria cultural española es muy potente y crea mucho empleo. No soy partidario de una cultura de la subvención, pero sí de dar apoyos donde merezca la pena.
-¿De qué tipo?
-En Francia, por ejemplo, hay un sistema de apoyo a las librerías que, con poco presupuesto, ha contribuido a la supervivencia de un montón de librerías y editoriales independientes.
-¿Cree que desaparecerán las librerías?
-No. Venderán menos, pero seguirán siendo un lugar de encuentro, de recomendaciones.
-El libro electrónico acecha.
-Sí. Habrá un boom, y está bien que exista, pero como complemento, no como sustituto del libro tradicional. El placer de la lectura con un libro en la mano es insustituible; un lector digital es un electrodoméstico.
-¿Qué hay que tener para ser un buen editor?
-Un criterio claro de qué falta en el mercado editorial y ver si tiene viabilidad.