Modesto Lobón Sobrino ha autopublicado recientemente en Amazon dos novelas, ¡VA POR USTED! y AMOR EN BERLÍN 1945

Las dos novelas inciden en asuntos polémicos, políticos y religiosos, que pueden tener respuestas muy variadas e incluso abiertamente enfrentadas.
¡VA POR SUTED! suscita, entre otras, las siguientes preguntas políticas: ¿Tiene futuro realmente la Unión Europea tal como está concebida actualmente, o habría que ir a un planteamiento nuevo? ¿Tienen sentido en estos momentos de Occidente los Estados nacionales, o las jóvenes generaciones debieran abandonar el clásico concepto de patria para abrirse a nuevos valores de convivencia superadores de fronteras y de atavismos? ¿Tiene razón de ser, en medio de la crisis de los Estados europeos nacionales, la creación de un nuevo Estado en Cataluña o en cualquier otra región de Europa, o es el nacionalismo, en todas sus vertientes, un desahogo anticuado propio de otros momentos históricos? Estas y otras preguntas similares se suscitan, a mi juicio, a lo largo de la novela, y todo ello en medio de la polémica permanente sobre las corridas de toros, su supresión en Cataluña y la declaración, por parte del Gobierno francés, de la tauromaquia como Patrimonio Cultural Inmaterial Nacional.
AMOR EN BERLIN, 1945 pretende dar forma novelística a la idea de que, tanto la poliandria como la poliginia no son contrarias a la sustancia profunda del ser humano, sino mera condena de la sociedad en su actual estado evolutivo.Esta tesis se desarrolla a través de las relaciones amorosas de una mujer profundamente católica con un pastor luterano y un general agnóstico, sin que ninguno de los tres abdique de sus planteamientos religiosos o filosóficos. La novela se asienta en la idea de que el valor supremo es la vida, que la vida se fundamenta en el amor, y que el amor no es excluyente. Toda esa trama suscita, entre otras, varias preguntas: ¿Hay realmente valores superiores a la vida por los que merece la pena entregar esta, o eso no son más que construcciones ideológicas o religiosas arrastradas por viejas tradiciones superadas? ¿Deben las Iglesias, tanto la católica como las protestantes, aferrarse a viejos principios teológicos surgidos en la mentalidad de otras épocas, o abrirse a nuevos planteamientos acerca de la trascendencia del ser humano? ¿Es el sexo un medio para algún fin, o es un fin humano en sí mismo?
Esas y otras preguntas de similar dimensión política y existencial están, a mi juicio, planteadas en el desarrollo de la trama argumental de ambas novelas.
Dos excelentes novelas que no debemos de dejar de leer.