Alto y claro, también cuando callan

Los andaluces y andaluzas han hablado en las urnas de manera clara. Quieren que gobierne el PP y que lo haga sin necesitar a nadie. A pesar de que la participación en los comicios no ha sido la más deseada, quienes han ejercido su derecho al voto se erigen en dignos representantes de quienes callaron porque no acudieron a las urnas este histórico 19-J. Guste o no, hay quienes prefieren que otros tomen la decisión por ellos. Votar es un derecho no una obligación, importante que esto no se pierda de vista.
Hecha la salvedad, de estas elecciones con contundente victoria de Juan Manuel Moreno se pueden extraer algunas conclusiones. La primera y fundamental, en Andalucía se ha perdido el histórico miedo a la derecha, tal vez porque la derecha que representa Moreno es moderada y no gusta de estridencias; e, incluso, he aquí la segunda, porque hay muchos que creen que lo han hecho bien y merecen otros cuatro años más por delante para demostrar lo que son capaces de hacer por esta Andalucía que, a veces, parece muchas andalucías; y si no que se lo digan a Almería, provincia históricamente olvidada por quienes gobernaron la humilde tierra en la que vivimos y que, ahora, se siente un poco más querida. Algunos deberían hacérselo mirar. Pero hay una tercera razón que, seguramente, también explica los resultados electorales de Juanma Moreno y el PP: En Andalucía no hay sitio para Vox en el gobierno. Si bien es verdad que ha crecido en dos escaños, la formación de Abascal, representada ahora en Andalucía por Macarena Olona, no ha ganado ni tan siquiera en el teórico feudo de El Ejido. También deberían hacérselo mirar, sin lugar a dudas. Presentar ante todos la localidad ejidense como un territorio de racistas sin cabeza, no parece la mejor manera de ganarse a los vecinos de un pueblo que lo que tiene se lo ha ganado con el sudor de la frente de todos y cada uno de quienes lo habitan.
¿Y qué le ha pasado al PSOE? Si han tenido ocasión de ver los dos debates electorales de esta campaña, estarán de acuerdo conmigo: Juan Espadas ha querido vender a Andalucía la gestión de Pedro Sánchez y -equivocadamente- se olvidó de que la contienda no estaba en lo que pasa en Madrid. Al PSOE de Andalucía le faltaron argumentos de peso, más allá de incitar al miedo de que PP y VOX estuviesen condenados a entenderse. También se equivocaron en eso. Es obvio que las papeletas han dicho otra cosa.
Las otras izquierdas, divididas y por separado, no se han enterado aún de que la unión hace la fuerza. Han pretendido una mayor parte del pastel con una estrategia que dista mucho de ser la adecuada. A los resultados me remito. Dos por tres calles.
A Ciudadanos lo ha fagocitado el PP y no porque lo haya hecho mal estos tres años y medio. La formación naranja llevaba un devenir desde hace algunos años que hacía presagiar lo que podía pasar. Algo que se ha agudizado por eso que se llama “voto útil” y que ha dado al PP el empujón que pedía para poder gobernar en solitario.
Lejos de considerarme analista política, lo que ha conseguido el PP ha sido histórico; sin embargo no ha sido solo un logro de los populares. Todas y cada una de las formaciones políticas que concurrían a estas elecciones lo han hecho posible, le han dado un importante empujón. Ahí lo dejo para la reflexión.
Carmen López, almerianoticias.es