La Fiesta de la Patrona: Nuestra Señora del Mar Coronada
Dios te salvé, Reina y Madre de Almería…etcétera. Así dice la canción que se canta a esta excelsa Reina en sus fiestas patronales, a la Virgen morena y salada de estas tierras tostadas por el sol africano y colmado por las brisas de nuestro mar latino. Ahora que conmemoramos su feria y fiestas es justo que le dedique en este Año Jubilar, desde esta columna algunas palabras en su honor, ya que Ella es nuestra Reina y nuestra Madre, y Mediadora ante Jesús para todos los almerienses.
Para Almería, tiene un profundo significado religioso y espiritual la Fiesta de la Virgen del Mar. Y gracias a Dios, hasta la fecha, se ha sabido sortear con éxito pastoral del peligro de banalizarse y quedarse a un nivel muy superficial. Ello gracias a nuestro Obispo diocesano, a los Padres dominicos, al Cabildo de Canónigos, a la Hermandad, a la Agrupación de Cofradías, a la Vicaría de Apostolado Seglar y a los muchos fieles y devotos católicos, cofrades o no, para quien la Virgen del Mar representa algo más en nuestros corazones, en la plenitud de nuestra vida diaria.
Decir Virgen del Mar es decir fe en su Hijo Jesucristo, Único Salvador del Mundo, es decir amor a Dios y cumplimiento de los Mandamientos; es decir amor a los hermanos, sobre todo a los más necesitados; decir devoción a la Virgen del Mar es deseo de ser cristianos de verdad, discípulos de Jesús y miembros activos de la Iglesia diocesana.
No es menos cierto, que en estos tiempos desbordados por la Inteligencia Artificial, el Internet, la globalización e internalización, las mentiras compulsivas y las falsas noticias, nos hace sobrevivir en un ambiente demasiado secularizado y materialista, en una sociedad que prescinde de Dios en sus criterios y modelos de conducta, que desconoce los valores del espíritu, que en buena parte no presta atención a los deberes más sagrados, como son la comunión eclesial, la fidelidad en el matrimonio, el amor a la Verdad, el respeto a la justicia, el respeto a la vida, a la familia o al nombre de Dios para honrarlo como Dios.
Este Año Jubilar con motivo del 500 aniversario de la construcción del templo catedralicio, se ha trasladado la imagen sagrada de la Santísima Virgen del Mar Coronada desde su Santuario Mariano a la Santa y Apostólica Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Encarnación para continuar con la dirección espiritual de los Padres dominicos y el Cabildo de Canónigos, los cultos litúrgicos en Su honor, los cuales nos llevará a su Santo, Fiesta litúrgica el próximo sábado, 24 de agosto, festivo local en la capital almeriense con diversos actos cívico-religiosos y el domingo, 25 de agosto, especialmente, por la tarde con la procesión votiva de Alabanza por el casco histórico de la indaliana capital almeriense, un momento para mirar al Cielo y quedar reflejado en los sentires de la piedad popular.
La Virgen del Mar, modelo para todos los cristianos y cofrades, la Inmaculada, discípula de Jesús, humilde, obediente, pura, la que es fiel al Espíritu Santo, la que proclama la grandeza de Dios y rechaza a los soberbios y a los humildes los llena de bienes, ha recuperado con vocación cofrade ser una fuerza viva espiritual de renovación entre los devotos, porque su continuo acercamiento a Ella en el Santuario nos ha llevado a la conversión de miles de fieles, arrimándonos con más pasión a Dios y siendo mejores con el prójimo, con todos, sin excepciones, más amables, más responsables, mejores cristianos, porque hemos pasado de una devoción fácil, cómoda y sin compromiso a una devoción que cada día profundiza en nuestro interior y deja la huella del Perdón y el Amor.
Finalizo, con las sucintas palabras que esta mañana, 17 de agosto, festividad de Beatriz de Silva, fundadora de nuestro Convento de las Puras Concepcionistas, desde el interior de la Catedral de la Encarnación, con una inmensa multitud de fieles y devotos, creyentes y no creyentes, cofrades y no cofrades todos hermanos en Cristo Jesús, y con mucho calor, demasiado calor, he podido decirle desde el lateral de la Capilla del Sagrario, brevemente y bebiendo agua, a Ella, a la Virgen del Mar entronizada en su paso procesional: Ruega por nosotros pecadores; rogad por nosotros que recurrimos a Vos; ¡Vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve!
Rafael Leopoldo Aguilera Martínez Oña