Repetir el pacto Frankenstein
Pactar la Ley de la Vivienda con Podemos, ERC y Bildu una ley que lesiona diversos fundamentos del derecho a la propiedad privada y complica los trámites para desalojar a los ocupantes ilegales, es algo más que un acto de sumisión a estos partidos anti sistema.
Ha sido la última concesión de Pedro Sánchez a quienes debe su actual posición preeminente en la política española y a los que cultiva porque podría volver a necesitarlos. Porque ahora que entramos en período preelectoral no resulta ocioso recordar que con Sánchez encabezando las listas electorales en las últimas elecciones el PSOE obtuvo uno de los peores resultados de la serie histórica.
Los dos secretarios generales anteriores, Rubalcaba y Almunia, renunciaron tras reconocer lo abultado de sus respectivas derrotas. Asumir los errores propios formaba parte de la tradición del PSOE hasta la llegada y de la forma que llegó Sánchez a la secretaria general y se vengó de quienes le había defenestrado suprimiendo los órganos internos de control.
Ahora que las encuestas -con la excepción de las que cocina Tezanos en el CIS- señalan que el PP lleva ventaja y el PSOE puede perder las elecciones, se vuelve a hablar de “Frankenstein”. En términos que aluden a la posible repetición del polinomio formado por todos aquellos partidos situados a la izquierda del PSOE que, sumando sus escaños, podría permitir que Sánchez no tuviera que abandonar La Moncloa. En la corte de asesores que rodean a Sánchez formulan su esperanza en esta idea: “Feijóo puede ganar las elecciones, cosa diferente es que pueda formar Gobierno”. Es la expresión de algo más que un deseo, es la constatación de que llegado el caso Sánchez hará cuanto esté en su mano para sumar cuanto esté a su alcance sí el PSOE por sí mismo, como parece, no mejora los resultados de los comicios de noviembre de 2019.
Sabedor de que, llegado el caso, necesitará otra vez los votos de los socios que le han acompañado en esta legislatura, Sánchez cederá lo que tenga que ceder. Hoy con una ley muy de Podemos que da oxígeno a los ocupas o la que en Euskadi relegará el castellano (proyecto de PNV y Bildu). Mañana con el “acuerdo de claridad con el Estado”, que reclama ERC y que en la idea de Pere Aragonès es un referéndum disfrazado. Visto que Podemos está de capa caída la incógnita es Sumar. Avizorar sí el trampantojo político que impulsa Yolanda Díaz obtendrá el número de diputados suficientes como para que Sánchez pueda reeditar Frankenstein. En ese escenario, los comicios que se avecinan se revelan trascendentales.
-Fermín Bocos-