Sensaciones de un Congreso para la esperanza

Tengo 38 años y desde hace veinte llevo asistiendo a todos los congresos provinciales, regionales y nacionales del Partido Popular y en ninguno de ellos he percibido el ambiente de responsabilidad, esperanza y emotividad que se ha vivido en el XVII Congreso Nacional celebrado este fin de semana en Sevilla. Para quienes hemos mamado la política desde cuando llevábamos pantalón corto asistir a un Congreso es una experiencia inolvidable y si se produce en un momento como el actual, con el Partido Popular gobernando España y muy pronto Andalucía, donde los aires de cambio soplan cada vez con más intensidad, asistir a un conclave semejante es algo muy especial para los que, como quien esto suscribe, estamos dando los primeros pasos en la gestión pública.
Hay quien opina que los congresos de los partidos solo sirven para generar intrigas o para que sus dirigentes se miren el ombligo. No es el caso. En medio de una complicada situación económica heredada de la nefasta gestión socialista, en el Partido Popular hemos hablado de ideas y propuestas, no de nombres y cargos, y creo sinceramente que hemos trasladado a los ciudadanos un mensaje de confianza, seguridad y tranquilidad y la imagen de un partido fiable, unido en torno al liderazgo de Mariano Rajoy y comprometido en la búsqueda de soluciones a los problemas reales de los ciudadanos, convencidos de que somos un gran país con un potencial enorme por delante.
Ha sido también un cónclave histórico, aunque suene a tópico, porque va a ser el trampolín de lanzamiento de Javier Arenas como próximo presidente de la Junta. Tras treinta años de gobiernos socialistas, con las mismas caras y las mismas políticas caducas, es la hora de la regeneración democrática en Andalucía y del cambio tranquilo, sin euforias, un cambio hacia el futuro que va a llegar el próximo 25 de marzo.
Al margen de los discursos oficiales, de la renovación de las estructuras orgánicas o de la movilización de los afiliados y simpatizantes, un Congreso Nacional es fundamentalmente un lugar para el debate y el intercambio de experiencias y proyectos que nos deben marcar el camino de la gestión de nuestro día a día. Personalmente, ha sido una gran satisfacción poder departir, entre otros muchos compañeros, con el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, o Fátima Báñez, titular de Trabajo, con quienes, de otra forma, sería mucho más complicado conversar dadas sus altas responsabilidades. Ver que te escuchan y, sobre todo, poder aprender de sus experiencias y consejos es un lujo que no se puede desaprovechar.
Siempre he entendido el ejercicio de la política como una oportunidad extraordinaria de hacer cosas por mejorar el bienestar y la calidad de vida de los ciudadanos y si hay alguien que ha dado ejemplo de ello durante toda su existencia ha sido el presidente fundador del Partido Popular, sin el cual el PP no sería hoy el gran partido nacional que es. Manuel Fraga, un referente para todos nosotros al que tuve el honor de conocer hace cuatro años en Valencia, falleció hace poco más de un mes, pero su recuerdo ha estado siempre presente. Me emocioné viendo el homenaje que le rindió el partido a un hombre cabal, honrado por los cuatro costados y, sobre todo, comprometido con España, un lema que hemos hecho nuestro todos los que formamos la gran familia del Partido Popular. Fue, sin duda, el momento más emotivo del Congreso.
El Partido Popular ha salido reforzado de este Congreso Nacional, pero la actualidad manda y no hay ni un minuto que perder. Los españoles esperan mucho de nosotros y no hay tiempo para distracciones. El XVII Congreso Nacional ya es historia, ahora toca centrarse en gobernar, con la verdad por delante y unidos en torno a un proyecto: la recuperación económica de España, la creación de empleo y el bienestar social. Es un compromiso firme y los compromisos están para cumplirlos.
Manuel Guzmán
Secretario de Política Municipal del Partido Popular de Almería