Una ley ideológica

El Partido Popular recurrió hace 13 años ante el Tribunal Constitucional (TC) la ley del aborto conocida como Ley Aído, que «consagraba» el derecho a abortar sin razón alguna, aparte de la voluntad de la madre en las 14 primeras semanas de embarazo. Ahora, ha llegado una sentencia favorable al aborto por siete votos a favor y cuatro en contra.
¡13 años después, se dice pronto! Cuántos seres humanos silenciados, sin haberle dado la oportunidad de saber cuál era el sentido de la vida.
Sí realmente fuera un derecho, ¿por qué no se permite abortar hasta el mismo momento de la gestación? ¿Por qué no se permite interrumpir el embarazo a los seis meses? Por tanto, ni es una cuestión poliédrica, ni de plazos, ni de supuestos, ni es un Derecho Natural.
Esta ley ideológica atenta contra aquellos seres humanos más indefensos, que están creciendo en el vientre materno a una condena a muerte sin delito alguno. Un pena de muerte a un embrión en crecimiento, a un bebé, un pequeñito o pequeñita, al que se le corta un cordón umbilical y se le manda a la ultratumba sin haber podido abrazar a su mamá y papá, ni a sus abuelos, ni a sus hermanitos…
Se sabe a nivel científico, a través de las ecografías 3D, 4D y 5D, que desde el momento de la concepción existe en las entrañas maternales de la mujer, de la madre, la existencia de una nueva vida, y toda actuación irracional frente a ese ser humano de consanguinidad contrastada, no se le va a permitir ver la luz del día y el azul del mar, ni la nieve, ni la lluvia,…., ni de ir al colegio y jugar en ninguna plazoleta con sus amiguitos.
En fin, una actitud darwinista social recogida en la ley, de marcado carácter ideológico materialista, que atenta contra la vida humana y la plena igualdad de todos, y que se nos quedará marcada en el Libro de la Vida.
¡Dónde hemos dejado la misericordia y la compasión! Muchas palabrería hueca de solidaridad al prójimo, pero es eso, indiferencia, egoísmo, desamparo, del bebé, de la madre y del padre.
Sí desde la Creación hubiese sido un derecho, los mismos que aplauden y jalean esta decisión institucional, se hubiesen convertido en una entelequia espacial en el nirvana, y no hubieran tenido ocasión de sobrevivir para expresar estos gestos de aquiescencia política. En fin…..a ver sí con un beso de la resurrección somos capaces de instar la modificación de esta ley que anula la verdadera palabra de la vida. Paz y Bien.
-Rafael Leopoldo Aguilera-